martes, 12 de febrero de 2019
Primera carta de amor
Para escribir una carta de amor hay que estar enamorado, sentir algo dentro de ti y no saber explicarlo. Te recorre todo el cuerpo desde los pies a la cabeza, siempre soñando y las horas no pasan. Cuando estás a su lado, tienes cara de tonto, sonrisa boba, mirada profunda y te mueres de deseo. Quieres ser cepillo, para acariciar su pelo, jazmín, para rozar sus labios, gargantilla, para rodear su cuello. Quisieras ser, el viento, para abrazar su cuerpo, ser su sombra para estar siempre a su lado. Todo esto se siente, si estás enamorado, las veinticuatro horas del día pensando en querer estar juntos.
Escribes su nombre en la arena, en las tapas de las carpetas y en las cortezas de los árboles. El amor, el amor prohibido, cuando todo lo teníamos vigilado, y los deseos muy grandes, cogerle las manos, besarla, poseerla entre mis brazos. Cuantas cartas de amor, una cada día, así lo sentía, enamorado hasta la médula, solo era ella, eso es amor, amor sincero, el que te vuelve loco. Tienes un velo en los ojos, con su rostro, su mirada dulce y profunda, la sonrisa en sus labios, las palabras sobran. El que no ha vivido esos momentos, no puede expresar el amor verdadero.
El primer amor, el que cuentas las horas para estar a su lado, solo se vive una vez y perdura hasta la muerte.
Recuerdas las cartas de amor, nuestro amor, como lo vivimos, en los sobres pintábamos dos corazones entrelazados, el tuyo y el mío.
Treinta y cinco años han pasado y las guardamos como los enamorados. Hoy te escribo para recordarte que sigo enamorado, un amor más profundo, más compartido, pero cuando te miro, veo a esa niña que se hizo mujer, junto a mí.
Quiero decirte en mi carta que eres la chispa de mi vida, mi amiga, mi compañera, mi gran amor, que cada mañana, cuando abro los ojos, me alegras la vida.
Juan Reyes
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