jueves, 27 de diciembre de 2018

¡AMIGO CRISTINO!


Un día tuve la suerte de conocer a un gran hombre, el amigo de mi padre. Su cara humilde, de buena gente, de los que van quedando pocos. Le conocí cuando era un zagalón, trabajando en el campo, en la recolección de la aceituna y el algodón, de cortijo en cortijo, donde no hay intimidad, porque los tabiques no existen, son sacos vacíos y abiertos por la mitad, pero la amistad perdura para siempre. En la finca de La Isla del Cura, trabajando de jornalero, a mediados de agosto cuando el sol se queda inmóvil a las tres de la tarde. Amocafre en mano, aclarando y quitando las malas hierbas, la garrafa del agua caliente sin una triste sombra. En este tajo comprendí que todo el mundo lo quería, con su voz campechana, la sonrisa siempre puesta, el sombrero de paja, animando a la cuadrilla.
Te diré que has sido un ejemplo para todos, repartiendo amor, cariño y simpatía, de lo que el mundo escasea. Nunca tenías un mal gesto, sí un saludo caluroso, desde lejos llamabas la atención con el brazo en alto. Echaremos de menos ese saludo sincero, y escuchar esas palabras tiernas preguntando por todos. Recordaremos los buenos momentos que vivimos a tu lado y tu forma de ser.
Este mundo de prisas, donde solo nos vemos las caras en los entierros por desgracia. En esos instantes todos somos buenos, todos nos queremos, y nos recordamos que nos vamos separando y nos preocupamos más de lo material. Esa noche nos despedimos de ti, un adiós sin saber hasta cuando, donde todos estábamos de acuerdo sobre tu persona. Nos deja un hombre, se nos ha ido un amigo de verdad, hemos perdido un vecino, un padre, un abuelo, un hermano…yo solo puedo decir que fuiste cariñoso conmigo, siempre preguntando por mi padre, tu amigo, a él le ocurría lo mismo. Cuando lo acompañaba en Sevilla, me decía, ¡has visto a mi amigo! Él sentía que los días se acortaban por su enfermedad y los años. Un día con pena me dijo ¡ya no veré más mi pueblo, ni mi amigo! Son cosas que no se olvidan y un nudo en la garganta te aprieta. Son personas hechas de otro material, un material que se va perdiendo. Nunca es tarde para seguir tu camino. ¡Amigo Cristino!

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