En La Molina nace un camino carretero, un camino vecinal. La tierra y los chinos se aprietan del paso de los carros, las yuntas, de los arrieros con sus borricos, de los hombres y mujeres a pie. Lleno de baches y piedras sueltas. En invierno, charcos profundos y las huellas atrapadas en el barro. En verano, el polvo suelto y seco de las arcillas se levanta.
El camino de Los Huertos paralelo y guardando la distancia al río Genil. En la margen de su orilla, bajando la primera cuesta, una sombra de álamos blancos y olmos nos reciben.
En el arroyo "La Madre Vieja", bajo sus zarzas, pasan las aguas tímidas y trasparentes cruzando el camino. Un talud de cantos rodados, unas pitas, miran y miran con disimulo para ver quien pasa. Las aguas del río bajan tranquilas. Saludan y siguen su paso.
Camino fraguado paso a paso, día a día, con frío y lluvia, con calor y la boca seca. Los hombres y mujeres con alpargatas de esparto, detrás de los carros tirados por mulos y el hatillo a las espaldas. Las matas de alcaparras cuelgan en la cuneta sus ristras de flores, capullitos y alcaparrones. Los olivos llenos de vida, con su mejor color primaveral. Huertos en la frescura del río, a la sombra de los mimbres y los cañaverales. Laderas de viñedos: viejas sepas olvidadas, retorcidas y secas sobresalen entre los pastizales. Alamedas de eucaliptos, refugio y parada de aves, buscando la presa. Las plantas silvestres de monte bajo salen al paso. Las retamas estrelladas, la manzanilla mala, la escabiosa.....
El viejo camino de Los Huertos cortado por arroyos. La Madre Vieja, Las Viñas, Povedano, el arroyo Pedro. Ribera de huertas en tiempos pasados. El Remolino, la Isla del Cura. Regadas por las aguas del Genil, levantadas por sus norias.
Un camino carretero y vecinal donde van saliendo brazos. Los parajes de La Borrega, cerros de margas blancas, cubiertos de olivos. Las Cabrerizas, donde el monte bajo cobija su fauna y flora natural. La cuesta del Estercolero nos lleva a La Isla del Charco, llena de vida.
Un camino cargado de historia que muere en el paraje La Isla del Cura.
Un pueblo que ha vivido y vive cada día, disfrutando de la belleza de nuestro entorno. Paseando y escuchando el canto de las aves del bosque de galería. Cubierto de álamos blancos, sauces, mimbreras, eucaliptos, olmos. Cada primavera los colores verdes, los ocres en otoño. ..
Camino de Los Huertos, un camino paralelo al río y guardando la distancia...
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